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'(Asturias) Patria querida' ya no es un himno. Apuntes sobre la exposición de Alberto García-Alix

El proyecto de mecenazgo Miradas de Asturias, organizado por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón, se ha convertido en una de las iniciativas más prometedoras del momento en el área astur. Con la intención de crear un Fondo de obra inédita sobre Asturias, la Fundación ha optado por contar con prestigiosos fotógrafos que aporten una visión libre y personal sobre la región. 

Estrena el proyecto Alberto García-Alix con la exposición Patria querida, comisariada por Nicolás Combarro. Sobre el fotógrafo leonés sobran las presentaciones. Treinta años deteniendo el tiempo a través de su cámara le han convertido en uno de los fotógrafos más relevantes y respetados del país. Para él la fotografía refleja un mundo condenado a desaparecer que certifica su presencia y su ausencia a través de las imágenes.

Y esto es lo que ha hecho en Patria querida durante más de año y medio, capturar el estado y la esencia de este territorio bajo una visión alejada de convencionalismos y clichés compuesta por diversos retazos de Asturias que unidos conforman una visión global. El prolífico trabajo de Alberto García-Alix no solo ha dado lugar a una extensa exposición con 50 fotografías de gran formato, sino que también ha derivado en un diaporama de 80 imágenes acompañadas por la música de David García Díaz y un libro que recoge 120 instantáneas extraídas de los cinco viajes que el artista realizó por la región para llevar a cabo el proyecto.

El trabajo final conjuga el entorno urbano, rural y salvaje bajo un aparente desorden que cae más en lo sugerente que en la descripción explícita. Aunque no faltan sus inconfundibles autoretratos y retratos – el artista Cuco Suárez o el poeta David González aparecen inmortalizados en la muestra –, la exposición se vuelca sobre la naturaleza muerta, el paisaje industrial y los elementos naturales pasados por el filtro García-Alix. En riguroso blanco y negro, trabajando en analógico y mediante sus habituales juegos de luces y sombras, las fotografías plasman de un modo poético, oscuro y casi onírico la textura de la espuma de las olas, la densidad de la niebla que cae sobre las montañas o la inestabilidad a través de encuadres y angulaciones que parecen amenazar a la arquitectura.

La exposición podrá verse hasta el 10 de febrero en la sala 2 del Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón, aunque posteriormente se trasladará a otras ciudades como Madrid. Tras esta radiografía tan personal sobre la región, solo queda saber quiénes serán los siguientes en disparar con su objetivo para Miradas de Asturias.

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