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Reinvindicando la identidad del individuo desde la Europa del Este. Un repaso a la obra de Egle Rakauskaite.

Egle Rakauskaite fue una de las primeras creadoras lituanas que se situó al margen de los cánones artísticos soviéticos establecidos desde el ámbito institucional. Nacida en 1967 y pese a contar con una formación artística clásica, desde el principio sus creaciones han cuestionado las técnicas y el discurso predominante manteniéndose en los márgenes de un sistema sociopolítico al que muestra su oposición desde el medio en que mejor sabe hacerlo: el arte.

Aunque no es demasiado popular en España, en Lituania es una de las artistas más reconocidas del panorama artístico, llegando a ser elegida para representar al país en la 48º Bienal de Venecia. Asimismo, sus trabajos han protagonizado exposiciones en museos como el Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Moscú o el Frankfurter Kunsverein, y ha recibido importantes becas internacionales que la han llevado a trabajar en Filadelfia, Alaska o Stuttgart. 

Obra de arte de Egle Rakauskaite In honey
Imagen de la obra In honey de Egle Rakauskaite. 1996.
El trabajo de Egle Rakauskaite es el resultado de una apuesta constante por un nuevo lenguaje artístico que explore los roles sociales alejándose del conformismo y del artificio. Sus obras albergan un mensaje latente que se rebela contra los conceptos culturales identitarios, religiosos y patriarcales con los que la artista convivió durante la ocupación soviética en Lituania que se extendió hasta los 90. Asimismo, Rakauskaite cuestiona en sus creaciones la binariedad del género introduciéndose en el discurso feminista que reclama nuevas perspectivas para la mujer y que resultó durante varias décadas de gran transgresión para la Europa del Este. De igual modo, la artista denuncia la colectividad homogeneizadora frente a un individualismo necesario que protege la intimidad del ser humano y de su cuerpo.

De este discurso surgen de manera natural las conexiones que vinculan la intimidad humana con la pureza, las emociones y la visibilidad/invisibilidad del cuerpo en sus creaciones. La concepción del ser humano se relativiza en sus obras huyendo de abstracciones y optando por la representación física en mayor o menor medida metafórica que roza en algunas ocasiones el estudio  antropológico.

Aunque su formación académica está centrada en las artes plásticas tradicionales que la Lituania de la época impartía en sus academias, Egle Rakauskaite apuesta por el vídeo, la fotografía, el arte de acción y los materiales no convencionales caracterizados por ser orgánicos y perecederos. Los diferentes elementos son conectados entre sí poniéndose al servicio de sus mensajes y dirigiéndose desde la performance hacia la videoinstalación otorgándole una importancia expresiva vital a las sustancias empleadas.

Obra de arte Egle Rakauskaite chocolate crucifixies
Chocolate crucifixies, de Egle Rakauskaite. 1996.
El chocolate, las flores, el cabello, la grasa o la miel sirven de materia prima para generar nuevas sensaciones en el espectador,  aumentando su implicación al incorporar como parte inherente a la obra sustancias cotidianas que le conectan con su realidad. En muchas de las creaciones que Rakauskaite produce, la piel – su piel – entra en contacto con estos elementos externos que establecen un diálogo entre cuerpo y sustancia fundiéndose en un proceso natural. El espectador se convierte entonces en testigo de la transformación que genera el paso del tiempo en el individuo.

Este es el discurso que se encuentra tras En grasa (In fat, 1998) y En miel (In honey, 1996), obras que guardan cierta analogía entre sí tanto en su ejecución como en su mensaje rompiendo las formas tradicionales de representación. Ambas obras cuestionan el modo en que el cuerpo humano se somete a la mirada externa visibilizando así la identidad humana y el conflicto interno entre el individuo y su entorno social cuando el cuerpo ejerce como mediador.

Egle Rakauskaite obre de arte in fat
Egle Rakauskaite sumergida en grasa derretida. Imagen de la intervención artística In fat, 1998.
Con un tubo respiratorio que la conecta con el exterior como única licencia, Rakauskaite se introduce en In fat en una caja acristalada llena de grasa derretida que con el transcurso de las horas se va espesando y tornando a un color amarillento opaco que lo asemeja a un ataúd. Al sumergirse en la sustancia, y a medida que ésta se va solidificando, el espectador deja de ver el cuerpo de la artista a través de las 3 cámaras que se encargan de plasmar en imágenes el proceso al que se somete el cuerpo. 

Compartiendo planteamientos, In honey recrea el regreso al útero materno con todas las implicaciones que ello conlleva. Unas sábanas de algodón suspendidas del techo acogen a Egle Rakauskaite, quien adoptando una posición fetal se sumerge en 80 kilos de miel mientras un tubo que evoca el cordón umbilical le aporta el aire necesario. La intervención es mostrada al público a través de una pantalla de televisión que proyecta la “ecografía” de su cuerpo durante los 8 minutos que dura la acción. De este modo el cuerpo de la artista lejos de ser vulnerable, se convierte en inaccesible protegido por esa gran placenta artificial que fuerza al espectador a tomar distancia respecto de ella.

La libertad del individuo se ve también alterada frente al alienante contexto externo en Para superar la vergüenza (To overcome shame, 2002). La obra cuestiona el concepto de racionalidad asumido actualmente como estado deseable y ahonda en la realidad reprimida que se esconde tras las patologías a través del grito como símbolo de la externalización del instinto y la esencia humana. 

Egle Rakauskaite obra de arte trap expulsion from paradise
Trap, expulsion from paradise, Egle Rakauskaite.1997.
Trampa, expulsión del paraíso (Trap, expulsion from paradise, 1997) alude a la inocencia y a la pureza que terminan corrompiéndose con el transcurso del tiempo por causas externas. En esta performance convertida en vídeo, 12 jóvenes vestidas con trajes blancos de confirmación se sitúan de espaldas formando un círculo. Sus largos cabellos están trenzados entre sí formando una red que las une y las obliga a permanecer prácticamente inmóviles. Una metáfora con la que la artista intenta denunciar la sumisión y obediencia a la que las mujeres se veían sometidas tanto por la influencia del catolicismo como por el régimen soviético patriarcal.

Aunque en su etapa más reciente Egle Rakauskaite toma distancia respecto de la performance y los elementos orgánicos y se vuelca sobre la producción videográfica más documental, no abandona en ningún momento su investigación sobre los conceptos de identidad y colectividad. Another breathing (2002) recoge las declaraciones de varios ancianos de Lituania y Alaska que narran sus experiencias vitales vinculadas de modo inseparable a la identidad nacional de cada estado.

Obra de arte Egle Rakauskaite my address is not a house is a shopping centre
My address is not a house, not a street;
my address is a shopping centre
, de Egle Rakauskaite. 2004.
Con el mismo carácter documental y bajo el objetivo de estudiar las repercusiones que tienen las técnicas de persuasión publicitaria sobre los consumidores surge Mi dirección no es una casa, no es una calle; mi dirección es un centro comercial (My address is not a house, not a street; my address is a shopping centre, 2004). En esta obra Rakauskaite toma como escenario varios centros comerciales a los que accede junto a algunos voluntarios y una cámara oculta que registra las intervenciones de unos compradores que aceptan inconscientemente el consumismo como nuevo sistema colectivo.



Algunos vídeos de sus intervenciones pueden verse en esta lista de reproducción de obras de Egle Rakauskaite.

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