Susan Hazan es conservadora de Nuevas Tecnologías y responsable
de Internet en el Museo de Israel. Desde esta institución intenta desarrollar
programas divulgativos y aplicaciones tecnológicas que permitan una mayor
difusión de las colecciones a través de
la red.
Su objetivo es abrir el museo para “llegar a la palma de la
mano”, estar junto al usuario y establecer diálogos con el público, para lo
cual ha desterrado los ordenadores de su departamento y los ha sustituido por
smartphones. En su intento por abrir el museo a nuevas experiencias para el
usuario, el Museo de Israel está reconstruyendo todas las aplicaciones y
perfiles web unificándolos bajo una interface
que responda a los distintos dispositivos.
Durante su ponencia, Hazan ha presentado el museo a partir
de su evolución histórica y las adaptaciones que se han ido llevando a cabo
para aproximarse al público. Obviamente, dentro de este acercamiento entran
también las nuevas herramientas tecnológicas que multiplican las opciones de
una institución como esta.
Aunque Hazan se muestra en contra de hacer una interfaz de
nuevas tecnologías dentro del propio museo por el riesgo de que compitan en atención con los objetos
expuestos, sí apuesta por llegar al público que no puede acceder al museo o que
pretenda obtener una mayor información. Aquel antiguo debate que se planteaba
la pérdida de valor de los contenidos enlazados en web parece haber quedado
obsoleto. Cualquier acción que contribuya a promover el museo se convierte en
una herramienta de marketing eficaz para establecer conversaciones y ganar
visibilidad. Estas acciones, lejos de competir con el espacio físico, atraen a
un volumen de público mayor que se retroalimenta. La gente interactúa con las
colecciones cuando visita el museo y esto también se comparte con las personas
que están en línea.
Pese a que Google Art Project tiene tantos detractores como
usuarios a favor, el Museo de Israel encuentra muy positiva esta colaboración
ya que facilita al público la interacción 3D (exterior/interior) a través de la
conexión entre Street View y Art Project, que permite acceder desde la calle al
museo con cierto realismo convirtiéndose en una guía del propio centro. Destaca también el poder de difusión de
Google como multiplicador de coberturas mediáticas, que en este caso logró
mediante la viralización más de un millón de visitantes únicos a la web en tan
solo 4 días.
Cómo la tecnología puede salvaguardar el arte
Uno de los puntos más interesantes abordados por Susan Hazan
se centra en cómo la tecnología puede facilitar el acceso a fondos que sufren
problemas de conservación. Las innovaciones tecnológicas conllevan el uso de
herramientas potentes que contribuyen a la difusión de obras a las cuales el
público no siempre puede tener acceso.
Uno de los puntos fuertes del Museo de
Israel es el Santuario del Libro y los Manuscritos del Mar Muerto. Debido al
delicado estado de estos materiales intentaron ponerlos en línea a través de
fotografías de alta resolución. El Gran Pergamino de Isaías – joya de la corona
de esta colección – se encuentra bajo condiciones de conservación extremas que
han dificultado su exhibición. Razón suficiente para subirlo a Internet y
ponerlo a disposición de la comunidad de internautas en varios idiomas de
manera que cualquier usuario pueda consultar los pasajes.
En otras ocasiones, las piezas expuestas en este Centro
resultan de difícil observación. La exposición “Oro blanco: las monedas más
antiguas del mundo” abarca la exhibición de 500 pequeñas monedas cuyos detalles
resulta complejo apreciar físicamente. El Museo de Israel desarrolló por tanto,
una web (http://www.imj.org.il/exhibitions/2012/WhiteGold/index.html) a partir de la
cual pueden observarse estos objetos con un gran nivel de detalle.
La participación del público cuando se le facilita el
acceso a nuevos contenidos ha tenido una acogida positiva en el 99% de los
casos. Otro ejemplo lanzado por Hazan es el site de Jacques Lipchitz
(http://www.imj.org.il/lipchitz/), artista ya fallecido y del que se guardaban
más de 600 horas de entrevistas. Ante tal volumen de material grabado, se optó
por dar un enfoque completamente interactivo a la web permitiendo que sea el usuario quien realice preguntas
que serán contestadas mediante la recuperación de los fragmentos adecuados de
la grabación.
Esta interactividad termina en ocasiones dándose la mano con
el crowdsourcing cuando los usuarios deciden convertirse en co-creadores y
realizar sus propios materiales. La difusión abierta del Gran Pergamino de
Isaías ha dado como resultado la generación de diversos vídeos en Youtube en torno
a este tema, lo que demuestra tal y como afirma Hazan que se ha conseguido
involucrar al público: “Si el material está en el espacio y las personas hacen
algo con ello, es que hemos tocado su sensibilidad y se ha cerrado el ciclo”.
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